"Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los bares, tenemos la duda y la fe, sumo y sigo, tenemos moteles, garitos, altares. Tenemos urgencias, amores que matan, tenemos silencio, tabaco, razones, tenemos Venecia, tenemos Manhattan, tenemos cenizas de revoluciones. Tenemos zapatos, orgullo, presente, tenemos costumbres, pudores, jadeos, tenemos la boca, la lengua, los dientes, saliva, cinismo, locura, deseo. Tenemos el sexo y el rock y la droga, los pies en el barrio y el grito en el cielo, tenemos Quintero, León y Quiroga y un bisnes pendiente con Pedro Botero. Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena. Tenemos un as escondido en la manga, tenemos nostalgia, piedad, insolencia, monjas de Fellini, curas de Berlanga, veneno, resaca, perfume, violencia. Tenemos un techo con libros y besos, tenemos el morbo, los celos, la sangre, tenemos la niebla metida en los huesos, tenemos el lujo de no tener hambre. Tenemos talones de Aquiles sin fondos, ropa de domingo, ninguna bandera, nubes de verano, guerras de Macondo, setas en noviembre, fiebre en primavera. Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas, que importa, lo siento, hasta siempre, te quiero, hinchas del atleti, gángsters de Coppola, verónica y cuarto de Curro Romero. Tenemos el mal de la melancolía, la sed y la rabia, el ruido y las nueces, tenemos el agua y dos veces al día, el santo milagro del pan y los peces. Tenemos lolitas, tenemos donjuanes; Lennon y McCartney, Gardel y LePera; tenemos horóscopos, Biblias, Coranes, ramblas en la luna, vírgenes de cera. Tenemos naufragios soñados en playas de islotes sin nombre ni ley ni rutina, tenemos heridas, tenemos medallas, laureles de gloria, coronas de espinas. Tenemos caprichos, muñecas hinchables, ángeles caídos, barquitos de vela, pobres exquisitos, ricos miserables, ratoncitos Pérez, dolores de muelas. Tenemos proyectos que se marchitaron, crímenes perfectos que no cometimos, retratos de novias que nos olvidaron y un alma en oferta que nunca vendimos. Tenemos poetas, colgados, canallas, Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma, abuelos que siempre ganaban batallas, caminos que nunca llevaban a Roma. Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena..."

- J. Sabina -

- PERFECTA IMPERFECCIÓN

"VISSI D'ARTE" - María Callas -

"JARRON CON LIRIOS" - Vincent Van Gogh -

"¿Cómo pegar los trozos de un jarrón roto sin que se notara? Su vida era un jarrón roto, del que ya faltaban algunos trozos. Eso es seguro. Siempre se pierde alguno."

Me encanta esta reflexión de Andrés Trapiello, en "Los amigos del crimen perfecto" y supongo que me encanta porque, en ocasiones, me he sentido totalmente identificada con este pensamiento...

Hubo momentos en que creí que daría el jarrón por perdido, parecía que faltaban tantos trozos..., pero no pude conformarme, rara vez lo hago...

Recompuse mi jarrón..., aunque a veces, cuando lo miro desde lejos... reconozco que el mío es un "patchwork-jarrón".

Y en realidad... en lugar de avergonzarme por no ser el más perfecto y estéticamente armonioso, de los jarrones... me siento orgullosa, mucho, muchísimo, porque se me ha caído de las manos en tantas ocasiones... se me han extraviado tantos pedacitos... y aún así, jamás lo deseché... al contrario, cuantos más cachitos faltaban, cuando parecía que no tenía arreglo..., quizá en un primer momento me diera un vuelco el corazón, pero poquito a poco y con mucha paciencia, esperanza, voluntad y optimismo... recogía con cariño cada una de las partes que encontraba, tomaba prestados pedazos de otros jarrones que quienes me quieren me han ido regalando..., y así... poquito a poco... compuse mi propio jarrón...

Y para mí es el mejor jarrón del mundo, porque sin ser perfecto es tan mío... me he esforzado tanto... y se han esforzado tanto conmigo... y además, ahora ya se, que en la próxima ocasión en que lamentablemente se me caiga al suelo, cuando vuelva a unir sus trozos, será aún más fiel reflejo de mi perfecta imperfección...

- pez de ciudad -

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